Un estudio universitario de 1994 encontró un factor de diferenciación social en las ratas de laboratorio: el miedo. La creación de estrés dio como resultado la aparición de una jerarquía de explotadores / explotados / autónomos. El ser humano no parece haber inventado nada…
Hace unos años caí fascinada por un autor: Bernard Werber. El primer libro que leí suyo fue Las Hormigas. Luego inevitablemente seducida por ese hilo invisible que teje en sus libros, que te susurra al oído que TODO está conectado, seguí con el resto de la trilogía y como sus Tanatonautas, fui más allá.
A medida que te sumerges en el Universo de Werber vas encontrando pruebas de esa conexión del Todo. En sus libros al igual que hila enlazando vidas de personajes, vamos encontrando extractos de lo que él llama “La Nueva Enciclopedia del Saber Relativo y Absoluto” escrita por uno de sus personajes, Edmond Wells, cuyo prefacio nos dice:
“Aquí, la hipnosis, la alquimia, el chamanismo o la cábala rozan con la sociología, la biología o la arqueología. Aquí, descubrimos cómo sueñan los delfines y cómo nació el universo. Cómo los chinos se encontraron con los occidentales y cómo se prepara la hidromiel, bebida de las hormigas y los dioses. El único punto común de todos estos pequeños textos es hacer “chispar el espíritu” y despertar la curiosidad sobre terrenos desconocidos.”
En esa enciclopedia descubrí el interesante experimento que os expongo a continuación sobre la jerarquización de las ratas a causa de situaciones de estrés.
El experimento
Didier Desor, profesor-investigador de la Facultad de Nancy, llevó a cabo un experimento en 1994 titulado «Les rats plongeurs – expériences de différenciation sociale chez les rats» – «Las ratas buceadoras: experimentos sobre diferenciación social en ratas».
Este estudio consistió en colocar ratas en una jaula, que se abría durante unas horas al día para dejar al animal libre para caminar por un túnel que conducía a un distribuidor de alimentos.
En ese contexto todo va bien y las ratas no se molestan unas a otras; se adentran en el túnel, encuentran su propia comida y vuelven al punto de partida a comérsela.
Sin embargo, a medida que el túnel se iba llenando de agua, las ratas tuvieron que nadar para cruzarlo, llegando a tener que nadar en apnea hasta las croquetas y poder regresar al punto de partida a comérselas.
Cuando se enfrentaba a una rata a esta situación no había el menor problema, la rata realizaba el recorrido y volvía al punto de partida. No obstante, en grupos de 6 la cosa cambiaba…
La tarea social
El primer día en que las 6 ratas se encontraron con el túnel lleno de agua, 3 especímenes se negaron a saltar, por lo que se quedaron sin comer ese día, en cambio otros 3 realizaron el recorrido y pudieron comer.
Al día siguiente, 3 ratas empujaron al agua a otras 3 ratas y las atacaron al regresar del túnel. 2 de las víctimas dejaron que se les arrebatase su comida, pero una de ellas defendió su haber. Las víctimas se zambulleron tantas veces como fue necesario para satisfacer a sus opresores, sólo en ese momento, cuando cumplieron esa tarea social establecida, pudieron comer.
Esta estructura social se reprodujo como patrón, dándose sistemáticamente incluso cuando se juntaban 6 explotadores y tras una noche de feroces combates, los roles se redistribuyen de manera idéntica: tres explotadores, dos explotados, uno autónomo.
¿Y si juntamos cientos de individuos?
Posteriormente se juntaron a 200 ratas en una jaula más grande. Lucharon toda la noche. Al día siguiente, tres ratas muertas yacían en el suelo y los explotadores habían construido una jerarquía de mandos que les permitía traspasar su autoridad sin siquiera tomarse la molestia de aterrorizar a nadie.
Las preguntas
- ¿Por qué algunas ratas se sumergen para conseguir su comida mientras otras simplemente «roban» su comida?
- ¿Cómo se determinan lesos roles?
- ¿Podemos extender esta observación a la humanidad?
- ¿De qué lado estaríamos?
- ¿Los experimentos y modelos complementarios proporcionan respuestas aplicables a los seres humanos?
El estrés como origen de la estructura social
¿Sabéis cuáles fueron las ratas más estresadas? ¡Las explotadoras! En un primer momento, cuando se llevaron sus comederos, se dejaron morir por no atravesar el agua. Si se les inyectaba ansiolíticos durante el período de adaptación al agua, todas las ratas se sumergían y no se establecía ninguna estructura social.
En el experimento de Didier Desor de las ratas buceadoras se demuestra claramente que, ante una coacción ejercida por el grupo, los individuos se especializan.
Efectivamente, diferentes especialistas en psicología social han extrapolado los resultados de este experimento a los humanos… ¡Pero eso será objeto de otro artículo!
Tras leer este artículo, quizá se os planteen alguna de estas preguntas: ¿Cuánto más grande es la sociedad, la crueldad hacia los «débiles» aumenta? ¿Es el miedo un factor que establece la jerarquía social? ¿Qué métodos podríamos emplear para vivir en comunidad sin sistemas de presión que generen situaciones de opresión? ¿Se han empleado a lo largo de la Historia sistemas de presión enfocados a conseguir reacciones específicas? ¡Tantas y tantas preguntas!
¡Escúchalo!
Referencias
- Faits comme des rats, Psychologie Sociale
- Nouvelle Encyclopédie du Savoir Relatif et Absolu , Bernard Werber
- Le Comportement des animaux, Didier Desor
Sobre Didier Desor
Enseña neurociencias del comportamiento. en la Facultad de Ciencias de la Universidad Henri Poincaré, en los cursos de Biología. También imparte clases en la Universidad de Nancy2, en los cursos de Psicología y Ciencias Cognitivas.
Principales temas de investigación:
Comportamiento animal, más específicamente el desarrollo del comportamiento en ratas, así como el comportamiento social.
Fotografía y composiciones por orden de aparición: Reimund Bertrams, Free-Photos, Omni Matryx los 3 de Pixabay.
Fotógrafo: Sipa en Pixabay