Rutas y lugares

SEGOVIA
RUTA DEL ROMÁNICO

Segovia es una urbe de amable paseo que integra en su trazado, a modo de crisol, vestigios de épocas diversas. Declarada en 1985 Patrimonio de la Humanidad, su casco histórico se alza sobre una atalaya rocosa que flanquean los ríos Eresma y Clamores, una ubicación imponente que fue apreciada por los romanos. Sus tierras dirigen los pasos del viajero hacia la ruta del Románico a través de sus pueblos,  embriagadores pueblos rojos y negros. 

Segovia se define por sus sonidos. Las voces del agua o el silencio de las cuevas, la vida exterior incluso en sus frías calles en invierno, los viajeros que van y vienen por el camino de Santiago o por el suyo propio. Detente unos minutos en tu ruta y escucha lo que la ciudad te susurra al oído…

Segovia te hablará de tradición, antepasados e innovación, de comida, de leña y de recuerdos mientras te envuelve su aroma a naturaleza exuberante, a noches a la luz de las hogueras, a campo y tierra, a pizarra y arcilla.

Además del famoso acueducto y su multitud de iglesias románicas, la Catedral y el Alcázar componen un majestuoso paisaje que domina estas tierras castellanas. Como vais a necesitar energía, podéis acercaros al mesón Cándido, uno de los clásicos ineludibles de la tradición culinaria segoviana donde el viajero puede degustar el plato más típico de la ciudad: el cochinillo al horno.

Para los espíritus nómadas, Segovia es un excelente punto de partida para recorrer la provincia y acercarse al palacio de La Granja o al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, entre muchas otras opciones. Pero ya que estás aquí, ¿nos vamos de ruta por los pueblos negros y rojos de esta tierra?

Te propongo a continuación dejarte encandilar por pueblos palaciegos, pueblos serranos, pueblos labriegos, pueblos en el llano. Pueblos con historia, pueblos de paso, pueblos pequeños, pueblos ganaderos, pueblos de piedra, de ladrillo y de teja. Pueblos vivos de la historia de España que se mostrarán ante ti con su belleza presente y pasada, reivindicando su belleza futura. El orden de tu ruta será el que tu camino te presente. 

Adéntrate, pues, en la ruta del románico a partir de Sotosalbos, a los pies de la Sierra de Guadarrama y deja que su ambiente rural te cautive. A continuación la villa de Pedraza, repoblada en los siglos X y XI tras la Reconquista y levantada entre los cerros Cega y Vadillo, te hablará de cómo se convirtió en un bastión inexpugnable.

En un equilibro exquisito entre el negro, rojo y dorado de sus tejados, tierra y minerales, Martín Muñoz de Ayllón nos abre sus brazos. No dejes de visitar su iglesia, sencilla, pero un pequeño tesoro de mampostería con sus piedras rojas, blancas y negras. 

En el centro de la provincia te espera Turégano. Asentado sobre un antiguo arévaco, su castillo del siglo XV vigila el caserío desde su loma, coronada por la espadaña del campanario. No olvides pasar por la Aldea Ferrariorum o Aldea de los Herreros como se conocía Riaza hasta el siglo XIII hasta que pasó a llamarse villa del río Aza.

Si estás cansado, siéntate en la plaza del pueblo rojo de Vilacorta donde si cierras los ojos te aseguro que podrás percibir los ecos del tiempo. Imposible no sucumbir al encanto de estos pueblos que deben su calificativo a las piedras ferruginosas y arcillosas de la zona

En esta ruta no puede faltar Madriguera a poco más de 15 km. de Riaza, en la falda de la Sierra de Ayllón y muy cerca de El Muyo, el más emblemático de los “Pueblos negros”. 

En las callejuelas empedradas del caserío de Muyo viajarás en el tiempo a través de sus pórticos de entrada, los vanos de las ventanas… Su mampostería en seco es sobrecogedora. 

Dos cerros protegen a Santibañez de Ayllón y el río Aguisejo lo alimenta. Este pueblo limita con las provincias de Guadalajara y Soria. En su término se han encontrado restos del Neolítico, así como cerámicas que datan de hace unos cuatro mil años. ¿De cuántos secretos han sido testigo estas tierras?

Te espera también Ayllón, en la falda de una colina al nordeste de la provincia de Segovia, lindando con la de Soria. Por este pueblo señorial han pasado reyes y santos, además de personajes como el Cid Campeador. En el siglo XV, Ayllón fue posesión del condestable de Castilla don Álvaro de Luna.

Vecina a Ayllón, la Villa de Maderuelo se viste con un conjunto histórico-artístico exultante engalanado con la belleza constante de su entorno natural. Será tu punto de partida en tu ruta por el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza. 

A continuación, una villa, la de Fuentidueña de origen prerromano y repoblada en el siglo XII por el rey Alfonso VIII. Posteriormente, en el siglo XV fue, como Ayllón, posesión de don Álvaro de Luna y en el XVIII de los condes de Montijo. En el siglo XVI contaba con un barrio morisco.  

Tienes una parada obligada: Sepúlveda, espectacular villa medieval rodeada por los ríos Duratón y Caslilla. Entre hoces y barrancas, llamó la atención de celtíberos y romanos que aprovecharon estas tierras y nos dejaron el puente Talcano y el yacimiento arqueológico de “Los Mercados”. Sus soportales te cobijarán en cualquier época del año. 

En el entorno natural de una gran masa forestal de pinares, Coca, uno de los asentamientos más antigüos de la Península Ibérica nos espera en la campiña segoviana. Un lugar en el que disfrutar además del románico, del más puro de los renacimientos con los Sepulcros de la familia Fonseca.

Ya casi acabando tu camino te encontrarás con la Villa de Cuéllar, el mayor municipio de la provincia de Segovia. Situada al noroeste, se asienta sobre una llanura atravesada por el río Cega. Una amplia masa de pinares como un exuberante manto verde cubre sus terrenos, así la comarca recibe el nombre de “Tierra de Pinares”.

Imagino viajero que estás cansado así que para acabar por hoy te invito a pasear por el Real Sitio de San Ildefonso y retroceder al siglo XVIII en la piel de un miembro de la corte real. Para llegar a Palacio caminarás por sus calles rectas enmarcadas de esbeltos árboles llenos de grandeza, fuentes majestuosas y jardines llenos de rincones secretos y quién sabe si de tesoros… Y todo ello al pie de la magnífica sierra de Guadarrama.  

 

¡Buen camino!