Los Ausentes de Juana Cortés Amunarriz

Los Ausentes de Juana Cortés Amunarriz

Empiezas el libro, has leído antes la sinopsis, te has interesado por Juana Cortés Amunarriz (si no lo has hecho, hazlo).

Primer capítulo: Leire y Bixen, apenas dos páginas. Son gente normal, ella bibliotecaria, él profesor. Capítulo siguiente: Roque, es miembro de ETA.

Estamos en 2007, en un País Vasco que mira esperanzado su futuro, esto va a acabar. Pero la tregua de ETA fracasa, aún debemos esperar algunos años más…

A partir de ahí, los capítulos son una sucesión de hojas caducas, como las de un árbol, que te conducen al irremediable final, que debe ser ése, y no otro, para que cuando cierres el libro reflexiones sobre los caminos que vas a elegir en tu vida sabiendo, porque si no lo sabías ahora ya eres consciente, que las consecuencias de tus actos no sólo te afectan a ti.

Los Ausentes es un thriller, un buen thriller y es el lector el que marca hasta dónde quiere llegar, «qué capa de la cebolla va a quitar» porque podemos hacer dos lecturas: una rápida si buscamos la intriga y una profunda si deseamos ahondar en la complejidad de los personajes y en el sentido de la poesía desgarradora de la ausencia y la voz atronadora de la violencia.


“La violencia está en todo, en nuestra vida diaria, camuflada de diferentes formas, desde la más pequeña que es un grito, hasta una guerra entre países, tenemos muchos niveles de violencia. Yo creo que lo que hacemos continuamente es poner límites, poner límites porque no podríamos vivir si no pusiéramos los límites a ese instinto que tenemos (…) La violencia engendra violencia, claro esto es así, es que si salimos de ese espacio creo que la capacidad humana a la vez se pierde… (…) Es algo muy humano pero que nos convierte en otra cosa.”

Juana Cortés Amunarriz en el marco de la entrevista concedida a Nativa Selectta el 14/01/2021

De los Ausentes y los Inocentes

“(…) podría ser un título, los Inocentes” – comentaba Juana en la entrevista a Nativa Selectta -.

Los Ausentes es el título de este thriller y también el motor, el impulso de la ausencia, de la incertidumbre, el no saber. Los Ausentes están presentes en los personajes – son el personaje – y también impregnan al lector a lo largo de todo el libro. La ausencia transforma a las personas llevándolas más allá de sus a priori.

El libro de Juana Cortés Amunarriz nos hace replantearnos si nos conocemos de verdad, si podemos controlar al 100% quiénes somos y cuáles serán nuestros actos.

Y enfrente, en esa construcción en espejo de la que habla la autora, se sitúan los Inocentes, con mayúsculas, esas personas que a veces les toca, esas personas que no tienen armas, que parecen destinados a ser los elegidos por la oscuridad… Algo sin duda espeluznante.

De los espacios físicos y los espacios del alma

Los espacios en Los Ausentes cobran vida porque impregnan a los personajes, que se convierten en extensiones de esos mismos espacios; espacios fríos, oscuros, húmedos, insanos.

«Los dos estaban allí, atrapados en aquel presente oscuro y frío» pensaría Leire en un momento dado de la novela.

Atrapados se encuentran todos, de una manera u otra, en esos espacios que son circulares porque se vuelve una y otra vez a ellos, como la construcción del relato coloca al lector sobre los cimientos de paralelismos exasperantes.

Nos damos cuenta a medida que avanzamos, que estamos todos atrapados en el círculo inabarcable y casi infinito de la violencia.

De la violencia y el camino

La violencia es el canal para hablar de los límites en Los Ausentes. ¿Es el ser humano una especie violenta por naturaleza y es capaz de sobrellevarla gracias los límites que nos marcamos? Gritos, acoso, humillaciones, mentiras, privación de la libertad, asesinato… La violencia engendra violencia, la violencia nunca es el camino, pero entonces ¿cuál es el camino?

A lo largo de esta apasionante historia los personajes que ejercen la violencia intentan justificarse ante ellos mismos, ante sus víctimas y ante el lector porque sin esa justificación, sin esa mirada subjetiva que no tiene en cuenta al otro no se puede sobrevivir al horror. Al fin y al cabo todos queremos vivir, pero vivir de verdad no “como cerdos” o “como ratas” como se aprehende en la novela por boca de varios personajes.  

«Se vio así misma convertida en un jabalí. Un cerdo salvaje que golpeaba la tierra con el hocico hasta reventarse las narices y dejarlo todo manchado de sangre«.

Del autor y el lector

La autora nos coge de la mano sin que nos demos cuenta y nos lleva a una prueba de iniciación al mal, a una oscuridad sin florituras, nos otorga el poder de ver, oír y sentir todo lo que ocurre, convirtiéndonos en dioses expectantes de la vida que los personajes ven como sesgada. Así somos testigos de todas las gotas que nos calan hasta los huesos:

«El xirimiri lo calaba todo. La fuerza de la persistencia, pensó Roque. Cada gota, minúscula, ridícula, contaba para la victoria, porque todas juntas podían provocar inundaciones«

La autora en Los Ausentes enciende fuegos como un Diógenes, fuegos que van in crescendo horadando nuestro espíritu sin que nos demos cuenta, con gotas de angustia, de desesperación, con la certeza de lo ¿irremediable?

El lector no puede más que seguir, avanzar y esperar que el camino elegido sea el de los límites.  

Estructuras espejo, narrativa seca y bella, el toque delicado de recursos poéticos en la oscuridad “que multiplica incluso la oscuridad” según palabras de la autora.

Del miedo y la esperanza

El miedo, el miedo de salir de su zona de confort, el miedo de esa ausencia aterradora, el miedo de no poder conectar con otros seres de nuestra especie para que se den cuenta de que no pueden quitarnos la vida. El miedo de la incomodidad en la que nos coloca Juana ya que de nosotros depende el quitarle otra capa a la cebolla a lo que estamos leyendo.

Conclusión

Los Ausentes es una obra de lectura obligada para los amantes de la buena literatura, de un buen thriller, dinámico, fluido pero con la consistencia y profundidad de una buena trama, tejida con mucho mimo para que al acabar de leerla no seamos ya las mismas personas.

Os aconsejo leerla tanto si buscáis un buen thriller, rápido y seductor como si buscáis personajes profundos, reales que nos hacen reflexionar sobre nosotros mismos y nuestros propios límites.

Imagen: William Sinclair