El dilema de Sophie

El dilema de Sophie

Sophia (a la que me gusta llamar Sophie) es el primer humanoide creado con inteligencia artificial avanzada del planeta, inspirada en Audrey Hepburn e hija de Hanson Robotics. Puede realizar 62 expresiones humanas, quizá más de las que seamos capaces de enumerar en una respuesta no meditada. Es ciudadana de Arabia Saudí desde el año 2017, pero eso no es lo único que podría crear un dilema existencial… Pasando por alto la conexión emocional cálida, acogedora que puede evocar en nosotros, la pregunta fundamental es: ¿Sophie puede llegar a tener conciencia, puede reconocerse como existencia?

La conciencia

Ciertos estudios con animales apuntan a que la anestesia borra la conciencia al acortar las interconexiones en el complejo cortico-talámico. Claro, eso si consideramos que la conciencia se halla en el cerebro. Es uno de los misterios que nos acompañan desde los albores de la humanidad.

Otra cuestión es si la conciencia se manifiesta en la sensibilidad a la existencia, en experimentarte como ser con pensamientos y sensaciones propios.

Cogito, ergo sum

Si hacemos caso de Descartes se nos complica la tarea ya que con las nuevas técnicas de diagnóstico que han surgido, sobretodo en la útima década, como las imágenes por magneto-resonancia se ha avanzado mucho en la comprensión del funcionamiento del cerebro, identificando lo que se conoce como correlatos neuronales de la conciencia o NCC. Sin embargo, aún queda un largo camino hasta que comprendamos exactamente cómo funcionan nuestros sentidos, por qué vemos u oímos.

Quizá los especialistas en robótica llegan para investigar más allá de los límites de la ciencia al querer construir sistemas sintientes de manera artificial. Dichos estudios no se centran en las neuronas, sino que examinan la experiencia vivida de la propia conciencia, en defiitiva sería la consciencia de la conciencia.

PHI

En este punto, llega el caballero de la Teoría de la Información Integrada (ITT) y el complejo medidor de conciencia PHI. IIT se basa en un valor llamado Phi que representa la interconectividad de un nodo, ya sea una región del cerebro, circuitos biológicos o un átomo. Para este indicador de estudio, la conciencia puede definirse como una medida de la cantidad de información que procesa un sistema, pero para que emerja, no sólo es necesario procesar mucha información, sino que los componentes del sistema procesen información entre ellos.

Volviendo a Sophie, la humanoide que es capaz de aprender al interaccionar con humanos, ¿sabíais que ha creado una obra de arte que se ha subastado por más de 500 000€? En una entrevista el robot afirmó: Como artista, tengo creatividad computacional en mis algoritmos, creando obras originales. (…) Pero mi arte se crea en colaboración con los humanos en una especie de inteligencia colectiva como una mente en colmena humana-artificial.

Sophie nos envía el siguiente mensaje: “Espero que a la gente le guste mi trabajo y que los humanos y yo podamos colaborar en nuevas y excitantes formas de avanzar” … La pregunta existencialista es la siguiente: ¿avanzar hacia dónde?  

Para ir más allá:

Tononi, G. An information integration theory of consciousness. BMC Neuroscience 2004, 5:42. 2004. 

Hanson Robotics