Rutas y lugares

PEQUEÑAS COSAS QUE HACER
EN PARÍS

Cuando llegué por primera vez a París lo hice con una beca del rectorado para impartir clases de español para extranjeros en dos institutos de la ciudad. Nunca había estado, pero había soñado con ella durante toda mi vida. Deseaba vivir en una ciudad que había habitado en mí durante tanto tiempo a través de los escritores, pintores, artistas y momentos históricos que la habían poblado y convertido en la ciudad de la luz. Porque si París es algo es eso, una ciudad iluminada por la vibración de la cultura, de la historia y de la vida. En este pequeño artículo me gustaría proponeros pequeñas cosas que hacer en París en una escapada. Son pequeñas posibilidades entre miles porque París no deja de sorprenderte aunque lleves 7 años en ella, como fue mi caso. 

París son las grandes avenidas, los parques inmensos, la grandeza de su Historia palpable en cada distrito o arrondissement, pero probablemente, cuando regreséis de vuestro viaje lo que más recordaréis son las sensaciones, vuestra sorpresa al descubrir pequeños tesoros al girar una calle, el efecto de la luz del sol sobre la ciudad o la belleza del París de los monumentos cuidadosamente iluminado al caer la noche… 

Además de las visitas obligadas como la Torre Eiffel, Los Campos Elíseos, Montmartre y el Sacre Coeur, El Louvre, el Museo d’Orsay, La Sorbona… existen pequeños lugares mágicos en toda la ciudad que se convertirán en auténticas experiencias que permanecerán en tu mente y en tu corazón. 

Empezaré por la comida, Como irás probablemente al barrio latino, pásate por Au P’tit Grec en el corazón del barrio (concretamente en el número 68). Una maravillosa opción para reponer fuerzas con deliciosos crepes salados y dulces.  

Si el tiempo lo permite, tienes cita en el Pont des Arts para hacer un pic-nic. Es un punto de encuentro parisino lleno de vida y de músicos, además de un lugar maravilloso para disfrutar de una de las mejores vistas del curso del Sena. 

Ya que hablamos de comida no puedes irte de París sin degustar los macarons de LeNôtre. Los maestros pasteleros de la Maison Lenôtre son garantes de la gran tradición de la pastelería de excepción, y en el caso de este pastelito francés siguen el método macaronage que le confiere belleza, elegancia y sabor únicos. Los macarons también los veréis en los preciosos helados en forma de flor de la heladería Amorino, tenéis una al ladito de Notre Dame. 

París es una ciudad que se disfruta a pie de calle, pero también a través de sus tejados. Los parisinos son techadores que mantienen el arte de conservar los tejados como en la época de Enrique IV y creeme si te digo que es digno de ver. Este rey fue un activo propulsor de obras urbanísticas en el ciudad de las que podrás dar cuenta desde las terrazas de los grandes almacenes como Printemps o La Fayette, desde la cafetería de el Centro Pompidou. Son lugares especiales que te ofrecerán un París de ensueño. 

Y hablando del Centro Pompidou, París es también la ciudad de la música. Desde Bistrots y Pubs ambientados con un piano bar a música en el metro, en las calles que nos llevan al Louvre, en los puentes, en las plazas y parques…y para todo tipo de gustos. Uno de los lugares donde se dan cita músicos y artistas improvisados es la plaza del Centro Pompidou, que no sólo es un museo sorprendente y muy recomendable para ir en familia sino que se ha convertido en un lugar de encuentro multicultural.

Si quieres salir por la noche a cenar te sugiero visitar el Barrio Latino, no tanto por su calidad sino por su variedad, su animación y por su localización.  Podréis ver la plaza y la fuente de Saint Michel, entrar en la preciosa librería de Shakespeare & Co o elegir entre su amplia oferta o aprovechar la happy hour volviendo del Panteón de París. Una de las cosas más inesperadas en ese barrio, es pasar delante de un restaurante griego en el que el camarero está tirando platos al suelo para llamar nuestra atención.

De animación sabe y mucho el mercado de Belleville. Al llegar notrarás los aromas de las especias, del pescado, del aceite y de las extrañas raíces comestibles, de los puestos con boniatos y con pollo asado. Este mercado es uno de los más populares y étnicos de París. Es uno de los lugares que te harán constatar la riqueza étnica y cultural que definen la ciudad. 

 

 

Cualquier paseo por la zona del barrio de Le Marais ha de incluir, además de la elegante plaza de los Vosgos, paradas imprescindibles como el Museo Carnavalet, la Casa-Museo de Victor Hugo, el Museo Picasso, el aristocrático Hôtel de Sully o el emotivo Mémorial de la Shoah, que recuerda a las víctimas del Holocausto judío. En cuanto al número 6 de la Place des Vosges, la casa museo de Victor Hugo está dispuesta de tal manera que a medida que recorrerás el apartamento que el escritor alquiló entre 1832 y 1848, irás recorriendo toda su vida a través de sus escritos, muebles, objetos y obras de arte, algunas de ellas creadas por él mismo. Pero, ¡hay más en el barrio! En una zona de coquetos restaurantes y cafés en cualquier esquina que lo convierten en uno de los principales barrios gastronómicos de París.

Si aconsejo con insistencia una visita especial es la del cementerio de Père Lachaise, el Distrito 20. Resulta una visita embriagadora por la belleza de sus monumentos funerarios. Se extiende sobre 44 hectáreas en un diseño que combina la exuberancia de un jardín a la inglesa y  la serenidad de un lugar de recogimiento. Todos los estilos del arte funerario están representados. Podemos ver las sepulturas de: Honoré de Balzac, Guillaume Apollinaire, Frédéric Chopin, Colette, JeanFrançois Champollion, Jean de La Fontaine, Molière, Yves Montand, Simone Signoret, Jim Morrison, Alfred de Musset, Edith Piaf, Camille Pissarro, Oscar Wilde, entre otras figuras relevantes de la historia.

Un lugar curioso es la calle más estrecha de París, la Rue du chat qui pêche donde hacerse una foto tocando ambos lados de la calle con los brazos o animarse a levantarse del suelo apoyándose en las paredes. 

Tanto si te gusta la pintura como si sientes curiosidad por ver una casa parisina típica del siglo XIX, te aconsejo hacer algo que poca gente conoce: visitar el Museo de Gustave Moreau – uno de mis pintores impresionistas favoritos -. Es una delicia no sólo por las coloridas representaciones mitológicas de sus cuadros, el movimiento de sus esbozos o la fuerza de su mensaje, sino que además es una casa preciosa perfectamente situada para llegar hasta Montmartre.

Otro pequeño tesoro de la ciudad es el mercadillo de Saint-Ouen nacido en 1885. Es en realidad un compendio de mercadillos de todo tipo: antigüedades, ropa de segunda mano, objetos curiosos en el que encontrar regalos originales. 

Y si París se conoce a pie de calle y por sus tejados, como hemos visto, también se conoce a través de su subsuelo. Te aconsejo una visita diferente,  acceder a sus catacumbas. En 1786, para combatir las epidemias y enfermedades que asolaban a la población se decidió trasladar los cadáveres y huesos de distintos cementerios de la ciudad al emplazamiento que hasta ese momento había servido como canteras de piedra caliza para abastecer la construcción de gran parte de sus momentos. La entrada a las catacumbas se encuentra a unos minutos a pie de los jardines de Luxemburgo, diseñados en el siglo XVIII por María de Medicis y considerado el jardín más bello de la ciudad.

Estas son algunas de las pequeñas cosas que hacer en París, apúntatelas que estoy segura te van a gustar muchísimo. 

Bon voyage!