Desde la destrucción de la Biblioteca de Alejandría hasta la Biblioteca Nacional de Bagdad en Irak en el año 2003 pasando por Sarajevo, Argentina, España, China, Alemania entre otras naciones e imperios a lo largo de la Historia, los libros han sido y son diana de destrucción de los enemigos del saber.
Y es que el pecado mortal de los libros es ser puertas al conocimiento, un conocimiento que lleva a la libertad de pensamiento, cuyo objetivo -aunque no se consiga porque lo que importa es el viaje hacia ella- es la solvencia mental.
Los libros se erigen como robustas columnas dóricas de curiosidad, alimentados por la necesidad y la pasión, sobre las que se sustenta el espíritu crítico, nuestra protección frente a la manipulación.
Los libros transcriben pensamientos, ideas, sueños, mundos, dudas, anhelos, críticas, hipótesis, conclusiones… Los libros son universos de conocimiento en continua expansión. Para leer y comprender 3 zonas del cerebro participan del proceso: el área de Broca en el lóbulo frontal, el área de Wernicke en el lóbulo temporal y el Giro angular en el lóbulo parietal.
Leer es un proceso maravilloso de decodificación y recodificación de un mensaje, un proceso que requiere de abstracción y solicita nuestra imaginación. Leer nos lleva indiscutiblemente a desarrollar la capacidad de empatía y sentir que todo está unido, afirmación que comparte la física cuántica en su teoría del todo. Como veis, ese intento de división de letras y números, estigmatizando a las primeras y endiosando a los segundos es absurdo ya que sin las unas no existen los otros… Lo dicho, todo está conectado.
Esto es algo que se aprecia en el invitado de hoy en Voces, Luis García Jambrina, autor que en sus libros nos abre puertas para ir más allá, que nos invita a leer entre sus líneas, a desmembrar los códigos que se muestran ante nosotros pero que solo podemos ver si nos sacudimos nuestros prejuicios.
