Imagina que existe un lugar secreto y escondido, un espacio del que dicen que es y no es a un mismo tiempo, que se construye a medida que transitas por sus caminos y que sus encrucijadas son a la vez origen y final.

Dicen que en ese lugar donde la magia no es magia sino realismo mágico las personas recuperan los ojos de los niños para descubrir mundos maravillosos, universos en continua expansión en los que los niños están a salvo porque nada ni nadie les puede arrebatar lo que los hace vibrar: su humanidad.

Al parecer se llega allí, a ese enclave que nadie sabe definir pero que todos los que han estado conocen perfectamente, atravesando puertas especiales en cuyos umbrales habitan la curiosidad y la soledad.

Cuentan las leyendas que esas puertas reciben el nombre de libros y se pueden encontrar en la parte interior de la corteza de los árboles. ¿Las habéis encontrado alguna vez en vuestro camino? 

Siempre me ha gustado pensar que la vida es una sucesión de árboles, quizá porque he viajado mucho en tren. Me quedo absorta mirando desfilar los árboles ante mí, avanzando ellos y no yo, mostrándome que sus raíces los hacen prácticamente volar, como ocurre con los libros… Quizá, al fin y al cabo la vida sea una sucesión de libros también…

Lamentablemente, y de eso vamos a hablar hoy en Voces con nuestra invitada, existe también un mundo terrorífico en el que hay niñas a las que les arrancan sus raíces, sus pequeños pies hasta que olvidan que son árboles que pueden volar, hasta que olvidan que son seres humanos que pueden andar… Esas niñas no pueden cruzar umbrales mágicos en los que estar a salvo.